Un regalito de las calles
- Catalina Hache

- 31 mar 2019
- 1 Min. de lectura
Actualizado: hace 7 días
Cada día recibo un regalo... una cosa que es muchas cosas, una tarjeta que es un manifiesto social, un quiebre relacional, una fecha trágica o cadáveres frágiles de mariposas y libélulas.
Bajando de la nube, lo que pasa es que tengo una compulsión grande por recoger todo lo que veo en la calle y armar con eso pequeñas colecciones que, a modo romántico, creo que son pequeñas colecciones de historias y acciones de personas a las que no conozco pero con las que, de alguna manera, estoy emparentada. Y les doy las gracias porque son estas chucherías las que a veces me dan ideas para hacer cosas, mini obras.
Quiero decir también, de paso, que un material que me encanta y a la vez me pone extremadamente nerviosa, son las letras de transfer, esa que hay que raspar para que se peguen al papel. Y por qué digo que me ponen nerviosa, porque creo que pronto van a desaparecer. Como el papel calco -que tanto me gusta también-
Una obra del día, que permite a mi imaginación despegarse del suelo por un rato.












Comentarios